El Pontífice como acostumbra; rompió el protocolo inicialmente establecido para su llegada y recorrido.
Por: Darío Fernández
Foto: Redes Sociales
contacto@frecuenciainformativa.com
Tras doce horas de viaje, a las 4:16 p.m. del miércoles 23 de enero, arribó al aeropuerto de Tocumen el avión que transportó al Papa Francisco y a un grupo de periodistas desde Roma hasta ciudad de Panamá; donde el santo padre celebrara junto a medio millón de jóvenes la Jornada Mundial de la Juventud 2019.
El sumo pontífice llegó en el vuelo AZ4000 de la empresa Alitalia, de donde descendió acompañado del nuncio apostólico de Panamá Miroslaw Adamczyk y con las notas del himno oficial de la JMJ al fondo, para encontrarse con el presidente Juan Carlos Varela y la primera dama Lorena Castillo de Varela y caminar sobre una alfombra roja que le costó 14 mil dólares al Estado panameño.
A continuación fue interpretado el Himno de la Ciudad de Vaticano y el Himno Nacional de Panamá, luego el Papa saludó a los ministros de Estado, obispos y en especial del cardenal José Luis Lacunza, obispo de David.
Antes de tomar el primer auto que abordaría durante su ruta hasta la Nunciatura Apostólica, se detuvo para disfrutar del baile folclórico que ejecutaban los niños de la escuela La Primavera de la provincia de Veraguas; luego le tendió la mano a algunos de los 2 mil peregrinos y nacionales que se encontraban esperándolo en la pista del aeropuerto con banderas y gritos de júbilo.
Durante su recorrido, aunque rápido en comparación a otros recorridos de bienvenida; saludó a todos los fieles que se apostaron en las principales vías de Panamá desde temprano para poder ver fugazmente al Papa Francisco.
Lugares como la Vía España, las afueras del aeropuerto de Tocumen y la Nunciatura se convirtieron en los lugares más repletos de personas con ánimo de saludar al jerarca católico.
Al llegar a la sede de la Policía Nacional en Ancón se rompió el protocolo ya que el Papa no quiso cambiar de auto y terminar su camino en el Papamóvil desde donde podía ser observado por todos los fieles asistentes.
A su paso las personas presentaban imágenes religiosas, niños, enfermos al Papa, el más emotivo fue el caso de unos jóvenes que levantaron a su amigo en silla de ruedas para que saludara a Francisco, el cual no le negó una sonrisa de sorpresa y agradecimiento.
Es la primera vez que un Papa latinoamericano visita Panamá y la segunda visita apostólica del mayor representante de la Iglesia Católica desde que hace treinta y cinco años Juan Pablo II estuviera un día en el istmo canalero.
